Hablando con tu taza favorita,
Mientras me tomo un café,
Junto a una silla vacía,
Ni el café es el mismo,
No sabe como tu lo hacías.
Aun esta el perfume.
Y la marca de tus labios,
Pues desde que te fuiste.
La taza no he lavado,
A veces lo doy un beso.
No sabes cuanto te extraño.
Me levanto de la mesa.
Para mi solo es muy grande,
Y estoy lleno de tristeza.
No se puede tener hambre,
Y aunque comida hay servida.
Nada es como antes.
Me siento en el sofá.
Y acaricio sus respaldos,
Ahí solías descansar.
Es por eso que lo aguardo,
Siento nostalgia al recordar,
No sabes cuanto te extraño.
En mis manos el cepillo.
Con el que peinabas tu cabello,
Lo veo y suspiro.
Pues dejaste muchos de ellos.
Tan suaves y tan negros.
Los acaricio con mis dedos.
Me puse a reír un poco,
Con tu cepillo de dientes.
Quizá me estoy volviendo loco.
Pero de algo estoy consciente.
Que a mi amor aun lo alimentas.
Aunque ya no estés presente
Sin tus risas sin tu alegría,
No he cambiado la cortinas,
Las de flores amarillas,
Y en tu cama nadie duerme,
Aun sigue así tendida.
Justo como la dejaste.
El día de tu partida.
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