viernes, 24 de junio de 2016

HIJ0 INGRATO

Madre, padre, ya cumplí mi mayoría de edad, ya soy lo suficientemente
hombre para volar por sí solo.
Debo hacer mi propio camino y enfrentar mi destino,
Ustedes me han preparado bien,
Llevaré conmigo sus consejos y no me olvidaré de ustedes cuando triunfe,
Esas fueron las palabras de aquel hijo que se marchaba de casa, esas fueron las palabras de aquel hombre que no volvería sino para recordar lo que olvido saliendo de casa.
Toma estos ahorros y que dios te acompañe dijeron aquellos viejos.
El hijo se fue y pronto empezó a trabajar y le empezó a ir muy bien, 
Pronto fue ascendido a jefe, y con ello un buen aumento de sueldo,
Todo lo tenía, amigos, mujeres, una bonita casa, todo era como él lo soñó,
El lo logró.
Y al tener todo eso empezó a vivir su vida soñada, noches de parrandas, amigos de cantinas y mujeres Que por el no sentían nada, el, él era feliz con su nueva vida, nada le faltaba,
Mientras en aquella casa humilde de la que él salió un viejo enfermo postrado en una cama aún pedía A Dios por ver volver a aquel hijo que un día se fue de casa.
Después de un tiempo volvió el hijo, sin saber nada de sus padres,
Volvió lleno de lujos en su cuerpo y manejando carro nuevo,
Miro aquella vieja casa donde él creció,
Ya no era la misma casa, se sostenía de milagro, madera vieja en sus paredes y por el techo se veían Pasar la nubes era imposible evitar que se colara el agua, todo le faltaba,
Pero lo peor era que el viejo poste que lo sostuvo a él cuando era niño ya no estaba, su padre también Se fue de viaje a una mejor vida.
No necesito tocar la puerta, pues no había, en una esquina sentada en un trozo de madera estaba Sentada una viejita ya con su pelo blanco y su piel arrugadita, un rosario tenía en sus manos temblorosas mientras se escuchaba un reso que decía.
Padre santo, ya los años me han dejado ciega, ya me han dejado sin fuerzas, ya mis días para irme Contigo están llegando y espero sea muy pronto esta soledad me está matando,
Ya te llevaste a mi compañero de toda la vida, ya no quiero estar solita.
Aquel hijo que andaba disfrutando sus triunfos se echó a llorar y corrió a abrazar a su madre y le dijo perdóname mamita, ya estoy de regreso ya no estarás sola, ya nada te va a faltar,
Te llevaré conmigo a una casa grande y bonita, pídeme lo que quieras yo te lo voy a comprar,
La viejita se limpió sus marchitos ojos las lágrimas no dejaban de salir y le respondió,
Gracias Dios mío por concederme escuchar otra vez la voz de mi hijo,
Y a él le dijo.
Hijo, este es mi hogar y es la casa más linda que puedo tener, aquí está mi vida, mi historia mis Momentos más felices y más tristes, mis penas mis angustias, aquí está todo lo que soy.
Me da gusto que tengas todo, pero no con todo lo que tienes puedes comprarme momentos del pasado Donde necesitábamos de una carta tuya preguntándonos como estábamos,
No puedes comprar el tiempo de abandono a tus padres que con amor te dieron la vida, su bendición Y todo lo que te dieron para que lograras tus sueños, no puedes comprar la vida de tu padre que se Fue al cielo deseando poder verte,
Ya no puedes comprar momentos de compañía en familia hijo.
Me da gusto que lograste tus sueños,
Pero me dolió que la Promesa de no olvidarnos no la cumplieras,
Un padre no quiere regalos materiales,
El mayor regalo para un padre es saber que sus hijos están bien y supieron salir adelante.
Yo te perdono hijo, también lo hizo tu padre antes de marcharse.

Muchas veces pasa que queremos arreglar todo con regalos y con dinero,
Pero la ausencia y el abandono no se pueden devolver con eso, Y para el amor de una madre, todo eso es pequeño.
Y cuando salen palabras tan ciertas de ellas que aunque no son puñales duelen en el alma cuando los remordimientos nos acompañan....J.R.LOBO

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